jueves, 3 de enero de 2013

2013 ¿AÑO DE SOMBRAS O AÑO DE LUCES?

1/01/2013

2012 Ha muerto. Nuestro gobierno y todos sus voceros (ministros, funcionarios, medio, etc.) se afanan en decir que en 2013 se empezarán a ver los famosos brotes verdes, latiguillo que acuñó el partido de Zapatero. Dada la alta especialización del señor Rajoy en mentir no podemos dar demasiado crédito a esta afirmación, en cualquier caso, lo habremos de ver enseguida.
Con la defunción del año 2012 también ha muerto nuestra página web (www.colectivosalbatros.org) cuyo contenido, orientación política y comentaristas (como aquí no despedimos a nadie) pasarán al blog.
El nuevo año lo vamos a iniciar con un artículo de política ficción de un nuevo redactor: JUAN PELOS, cuyo título es tan apocalíptico como su contenido: "FINAL".



                                                            FINAL

Han llegado desde el infierno mismo hasta las verjas de este cementerio. Y no van a detenerse. Han ido arrancando en su camino todos los símbolos que estaban a su alcance y ahora comienzan a dividirse en pequeños grupos. No hablan entre sí, y tan sólo cruzan sus torvas miradas un instante, quebrantando la marmórea quietud del camposanto con el siseo
de sus cuerpos desnudos en movimiento.

Son una masa enorme que fluye por las venas del planeta nuevo que aún desconocen, pero que intuyen con frialdad y un marcado sentimiento de venganza: es como si sus voces, agonizantes gritos del horror, se hubieran interiorizado, formando un inmenso vocerío inaudible que los impulsa y hace avanzar. La dirección es clara: hacia adelante!

Al tiempo que esto ocurre otros miles de almas viven escondidas en pequeños habitáculos que se afanan en agrandar, ignorando la pequeñez y miseria de sus vidas; ignorando la escasa fuerza de que disponen; ignorando cuál es la dirección real de la luz;
ignorando la auténtica fuerza del viento. Entregados al tedio de sobrevivir para seguir engañándose, en un ciclo sin vida ni fin.

Volvamos a los otros. ¿Qué hacen? ¿Dónde se esconden ahora? ¡No se les oye! Calma.
Tras la última tormenta ha dejado de oírseles. Pero no están exterminados. Están quietos.
Muchos han muerto, pero por cada cadáver mutilado, por cada mirada aniquilada crecen cien, o mil, o muchos más; cuerpos que serán cadáveres y darán lugar a muchas más miradas desquiciadas que acabarán terminando la tarea. El sufrimiento es suyo, pero el tiempo está de su parte.

Amanece. Los pequeños moradores de los cubículos han reconocido el olor de la invasión que viene. Han ascendido a toda prisa a lo más alto de sus murallas y sus torres. Y ahora ya los ven. Ven la polvareda ocre de su avance y huelen su hambre y su sed. Han construido a toda prisa más murallas, y, decididos a resistir, han sacrificado a sus hijos más insignes, han asesinado sin piedad sus propias obras de arte y ya tan sólo miran por el ojo de
su fusil.

Las hordas invasoras han puesto el cielo rojo, el aire es todo fuego y el desgarrador llanto de un niño ha sido cercenado por el ruido brutal del último silencio.

Juan Pelos.

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