A cinco días de las Elecciones Generales (bis), las mismas--no
consumadas--del pasado diciembre. Muchos piensan que el hecho diferenciador
básico ha sido la desaparición del bipartidismo de la Transición, sustituido
por cuatro formaciones consolidadas.
Un análisis más extenso nos diría que son muchos más los cambios producidos
tanto en el contexto nacional como en el panorama internacional. Sin embargo,
por encima de cualquier otra circunstancia, nuestra pertenencia a la UE bajo
las reglas del Tratado de Maastricht y nuestra carencia de moneda propia junto
con el dogal que se nos impone del pago de la Deuda bajo determinadas
condiciones y el control del Déficit por encima de cualquier otra prioridad,
anula hasta límites insospechados nuestra capacidad de maniobra dentro de la
arquitectura diseñada y aplicada por la TROIKA. Por ello, cualquier gobierno
que salga--y no digamos si es un gobierno de progreso--lo va a tener sumamente
difícil. La experiencia griega es una muestra a considerar, pero también es una
valiosa información para la búsqueda incesante de nuevas vías.
La primera enseñanza es que "el tamaño si importa". Véase el caso
inglés y el Brexit con un trato diametralmente opuesto al sufrido por Grecia.
La segunda enseñanza es que España, aun siendo casi cinco veces Grecia, quizá
no tuviera el peso necesario, por ello resulta forzoso trabajar en la dirección
de la construcción de bloque afines en el contexto internacional (estar cerca
de la situación francesa del momento casi desconocida o el avance de las
alcaldías de progreso en Italia). Pocas cosas son tan afines como la
desigualdad, el paro, la opresión del poderoso, etc., que no entienden de
fronteras, lenguas y religiones. Tal como decíamos al principio, la decadencia
del Estado-Nación y el crecimiento del localismo hiperlocal en el que se
consolide un Municipalismo Post-Capitalista sea el camino en el que nos debamos
poner a trabajar a partir de "el día después" con toda decisión, con
todos los riesgos, pero mejor desde posiciones de poder que desde la oposición.
El 26J no es en modo alguno el ansiado final de un proceso político sino el
tiro de salida para continuar la lucha en favor de los DDHH y de la
recuperación de las perdidas conquistas de nuestros padres y abuelos alcanzando
otras nuevas. Una lucha que se nos antoja aun ha de ser larga.
JMS.(21/06/2016)
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