La primera de esas limitaciones aparece en cuanto terminan las elecciones. Los elegidos mediante el sufragio universal sufren una mutación instantánea que les incapacita para hacer su trabajo de gobernanza en favor del pueblo elector. El famoso, añorado, y nunca visto "hacer la política de abajo a arriba" es barrido hasta sus últimos vestigios por los aparatos de todos los partidos sin excepción. Se impone la más férrea verticalidad descendente en la toma de decisiones, enmascarándola además, por un sinfín de aparentes mecanismos de democracia interna que no resistirían el más elemental de los análisis. Quizá, la realidad de nuestra Democracia Representativa esculpida durante los cuarenta últimos años bajo el paraguas de una Constitución necesitada de profundas reformas, ya no da más de sí, pero tampoco tenemos el recambio y, si lo tuviésemos, tampoco tenemos claro como se podría instalar. Es hora ya de ponerse a pensar muy seriamente en "que hacer" y quien. Desde luego no lo van a hacer los profesionales de la política, (en el sentido utilitario del término). Vamos...los que aspiran y quieren vivir de ella.
Superado el concepto de partido de masas, la novedad del momento son los "populismos", tanto de izquierdas como de derechas. Esencialmente están basados en la ignorancia del pueblo carente globalmente de formación política e impregnado de un sentido de reverencia mística hacia el liderazgo mesiánico, hasta el punto de que, quien se ha rozado con PI en una "mani" o ha recibido un beso de JCM en un acto, difícilmente se cambiara de ropa o se lavara la cara en menos de una semana. Estoy exagerando, claro está, pero el trazo grueso permite ver hasta que punto se esta alejado del "auctóritas" romano. Parodiando a Clemenceau, la política es demasiado importante como para dejarla en manos de la clase política profesional. En estos momentos de cierto caos, de confusión, de corrupción rampante, también de debilidad de los partidos convencionales hegemónicos, surgen con fuerza los fascismos. Surge el VOX español. Dice Jürgen Habermas, "antes de reaccionar de forma puramente táctica hay que resolver el rompecabezas de como el populismo de derechas se apropia de temas de la izquierda" y sigue..."la izquierda, en Europa, tiene que preguntarse porque el populismo de derechas está teniendo éxito a la hora de ganarse a los oprimidos y desfavorecidos.."
En lo que respecta al populismo de izquierdas, el angustioso grito de Pablo Iglesias de hace un par de días llamando a tender una especie de cordón sanitario para frenar a VOX resulta, cuando menos, llamativo en un partido que, por poner un ejemplo, en la Comunidad de Madrid de los ciento treinta y tantos Círculos activos en 2015/16, después de una importante liquidación, se ha pasado a una treintena en 2018, de escasa relevancia --salvo tres--y de nula penetración en el tejido social. Este es el caldo de cultivo donde prosperan los fascismos que, de no existir, porque la izquierda hace un buen trabajo en la base de la sociedad civil, haría innecesario ese teorico cordón sanitario reclamado a los demás. ¡Venga Pablo, un poco de reflexión, pregúntale a Ramón e infórmate !
JMS. (05/12/2018)
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