La venganza es un plato que se sirve
frío. Resulta tentador plantearlo así, como un episodio más de Juego de Tronos
al que tan aficionado es Pablo Iglesias. Pero nada más lejos de la realidad,
porque la política práctica institucional tiene muchos menos componentes
emocionales que los que utilizan los partidos populistas como Podemos en
mítines y proclamas y, si tienen, en cambio, grandes dosis de análisis y
calculo. Sobre todo de calculo electoral, y más aún, abocados como parece que
estamos al "super-domingo de mayo", donde quedaran aclaradas
bastantes cosas y, sobre todo, las que afectan a esta ancestral y torturada
izquierda española incapaz de cumplir aquello tan emocionante que sentíamos
cuando cantábamos, "agrupémonos todos..." Ya se
sabe, genio y figura..¡Que pena, ¿verdad?
Lo cierto, es que al
Podemos de hoy no le reconocería ni la madre que le pario. De aquel Podemos
pujante de hace más de tres años con Círculos proliferando como las setas en un
otoño lluvioso y templado, al que tenemos en enero de 2019, con una actividad
de la base socio-política más muerta que una tarde de invierno en el cementerio
de La Almudena, hay una distancia sideral. Y eso se esta pagando, se lo dije a
Monedero hace dos años,"Podemos sera lo que acaben siendo sus
Círculos". Es un pago mensual desde hace veinticuatro meses
inexorable y, la aceleración del declive no es mayor porque no hay donde ir.
Puede que a los militantes acostumbrados al turismo político---tanto les da ir
al PSOE como a VOX---no les preocupe, pero el resultado es demoledor y el Gran
Timonel no da con la tecla, o no le funciona la brújula. Se es grande como dice
el aforismo cuando se cabalga a hombros de gigantes, pero no hay grandeza
posible cuando vas montado en unbiscuter.
¿Que esperaban? Cuando lo
que se dirime--pese al ruido propagandístico--es el resultado de la colisión de
dos concepciones político-prácticas radicalmente distintas. El modelo
"pablista" no ha evolucionado y ello, a pesar de haber llegado a las
instituciones donde estas obligado a hacer política pisando el suelo. Errejón,
tras sus conversaciones con Manuela Carmena, con Ada Colau y con Mónica Oltra
afirmo mas aún si cabe su posición estratégica: la clave del éxito de las tres
estaba en que habían superado las siglas de un partido accediendo a un modelo
de proyecto común en el que tenían cabida otros representantes de la sociedad
civil. Pero esta concepción que acepta de manera natural la posibilidad de
acuerdos transversales, es totalmente incompatible con una estructura orgánica
verticalista pese a las apariencias, y de rigidez total del Podemos actual.
No era previsible que
Errejón, relegado de la ejecutiva a pesar del "caramelito" que
suponía ser el candidato de Podemos a la CAM,---eso sí, condicionado
totalmente---se estuviera quieto y aceptara sin más, tal planteamiento. Mucho
menos cuando desde junio de 2016, apartado de la portavocía del Congreso,
empezó a construir los entramados políticos, tejidos con parsimonia y
meticulosidad, que han culminado en la traca final.
De todos modos, una traca
más aparente que real. En un panorama político extremadamente movedizo y
fluctuante hasta en el día a día, cabe esperar cualquier tipo de
"apaño". Ya se sabe; "No es personal; es política"
JMS. (19/01/2019)
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